Entre la lluvia gris del norte de Inglaterra y el brillo de neón de una rave intergaláctica, Henge ha traído el “Cosmic Dross” a la Tierra. Y tal vez, solo tal vez, sea exactamente lo que necesitamos.
Por RAZ y OFA
Si caminas por las calles industriales de Manchester, cuna de la melancolía post-punk de Joy Division y la arrogancia de Oasis, lo último que esperas encontrar es a un líder de culto alienígena con una bola de plasma pegada al sombrero. Pero Manchester siempre ha tenido una debilidad por lo extraño, y en 2015, algo aterrizó en la ciudad que cambió la frecuencia de la escena musical británica para siempre. Se hacen llamar Henge.
Para el ojo no entrenado, podrían parecer cuatro tipos disfrazados con la estética de un episodio de Doctor Who de bajo presupuesto. Pero subestima a Henge bajo tu propio riesgo. Detrás de las máscaras de goma y las túnicas de mago, hay una de las maquinarias de rock psicodélico y electrónica más ajustadas, virtuosas y políticamente cargadas del Reino Unido. Su misión no es vender discos, es salvar a la humanidad de su propia estupidez mediante el poder del “Cosmic Dross”.
El Aterrizaje: De Agricular a Manchester
La historia oficial —o al menos la que ellos te contarán sin romper nunca el personaje— es que Zpor, el carismático líder y guitarrista, es un refugiado del planeta Agricular. Su mundo natal, ubicado en la galaxia Cosmos Redshift 7, fue consumido por la muerte de su sol. Buscando un nuevo hogar, y horrorizado por la tendencia de los terrícolas a la autodestrucción, decidió intervenir.
En la realidad terrestre, Zpor es el alter ego de Matthew Whitaker, un músico veterano de la escena de Manchester que decidió que el rock convencional ya no era suficiente vehículo para sus ideas. Junto a él, completan la tripulación seres de otros mundos: Goo (el bajista Pete Turner), un superviviente de la catástrofe climática de Venus; Nom (el baterista Sam Draper), una criatura anfibia y tentacular del sistema Sirio; y Sol (Roy Medhurst), un mago de los sintetizadores que ha evolucionado de ser un simple humano a una entidad cibernética.
Eligieron Manchester como su base de operaciones en la Tierra por una razón pragmática y extrañamente conmovedora: necesitaban una ciudad con suficiente herencia musical para poder ganarse la vida tocando mientras difundían su mensaje pacifista.
¿Qué demonios es el “Cosmic Dross”?
Musicalmente, Henge ha acuñado su propio género: el Cosmic Dross (Escoria Cósmica). El nombre es una ironía brillante. Lo que ellos presentan como “ruido espacial”, en realidad es una fusión quirúrgica de rock progresivo, ritmos de rave de los 90, drum and bass y psicodelia pura.
Imagina si Frank Zappa se colara en una fiesta ilegal en un almacén de 1992 y decidiera formar una banda con los Teletubbies. Eso es Henge. Canciones como “In Praise of Water” no son solo himnos de baile; son odas ecológicas que celebran la hidratación con la intensidad de un rave de las 3 de la mañana.
Su sonido es una anomalía deliciosa. Mientras Nom despliega polirritmos complejos en la batería que harían asentir a un fanático del jazz, los sintetizadores de Sol y el bajo profundo de Goo te golpean en el pecho con la fuerza de un sistema de sonido de festival. Es música diseñada para el cerebro y para los pies simultáneamente.
La Evolución: De la Advertencia a la Odisea
La discografía de la banda se lee como una serie de transmisiones de emergencia que se vuelven cada vez más complejas. Su debut, Attention Earth! (2018), fue un grito de atención, un manual de instrucciones para una especie en crisis. Pero fue durante el confinamiento global cuando Henge demostró su resiliencia con ExoKosm (2020), un álbum que soñaba con la exploración espacial cuando todos estábamos atrapados en nuestras salas de estar.
Sin embargo, es en 2025, con su décimo aniversario, donde la banda ha alcanzado su cénit artístico. Su nuevo álbum, Journey to Voltus B, es una ópera espacial conceptual que avergüenza a la mayoría de los intentos de rock moderno por su ambición.
El Experimento del Vinilo de Voltus B
Henge no se conforma con lanzar música; quieren romper el formato físico. La edición en vinilo de Journey to Voltus B presenta una innovación que es puro genio conceptual: el “surco paralelo”.
En la cara B del disco, hay dos surcos cortados uno al lado del otro. Cuando bajas la aguja, no sabes en cuál caerá. Tienes una probabilidad del 50/50 de escuchar dos finales completamente diferentes para la historia:
- El Final de Fusión: La civilización alienígena descubre la energía de fusión limpia y prospera en una utopía tecnológica.
- El Final de Invierno: El descubrimiento nuclear se convierte en armas, llevando a la aniquilación total y al invierno nuclear.
Es una metáfora brutal y brillante sobre el poder dual de la tecnología, entregada a través de un trozo de plástico giratorio. Pocas bandas hoy en día se atreven a jugar con su audiencia de una manera tan inteligente.
La Liturgia en Vivo: Exigimos que las Armas de Guerra Desaparezcan
Ver a Henge en vivo no es asistir a un concierto; es unirse a un culto feliz. Han sido coronados como el “Mejor Acto en Vivo” en los Independent Festival Awards, y es fácil ver por qué. No hay cinismo en un show de Henge, solo euforia comunitaria.
El punto culminante de cada noche llega con el tema “Demilitarise”. Zpor, con su mirada fija en la multitud y su sombrero iluminando la oscuridad, dirige a miles de personas en un cántico que se ha convertido en su firma: “We demand that the weapons of war are manufactured no more” (Exigimos que no se fabriquen más armas de guerra).
Puede sonar ingenuo sobre el papel, pero cuando ves a un público empapado en sudor, compuesto por punks, ravers, niños y padres, gritando esto al unísono, se siente como algo más que una canción. Se siente como una posibilidad.
Conclusión: El Futuro es Henge
En un mundo saturado de “cool” prefabricado y estrellas de rock que se toman demasiado en serio a sí mismas, Henge es el antídoto necesario. Nos recuerdan que la música puede ser tonta y profunda al mismo tiempo. Que puedes vestirte como un hongo espacial y aún así tener más que decir sobre el cambio climático que la mayoría de los políticos.
Si aún no has sintonizado la frecuencia del Cosmic Dross, es hora de ajustar tu receptor. Henge ha aterrizado, y maldita sea, es una fiesta que no te quieres perder.
